• Es vital en la producción de energía celular: A nivel celular, las mitocondrias convierten los nutrientes en energía. La vitamina C es necesaria para la producción de moléculas de protección del ADN, las cuales previenen el daño celular y promueven el correcto funcionamiento del metabolismo celular.
• Es un poderoso antioxidante: tiene efectos beneficiosos sobre el estrés oxidativo y la memoria. Los estudios han demostrado que los niveles adecuados de vitamina C en el cerebro pueden mejorar la memoria y la capacidad de aprendizaje.
• Mejora de la salud ocular: Se ha demostrado que el consumo regular de alimentos ricos en vitamina C se relaciona con una disminución en el riesgo de desarrollar cataratas y degeneración macular, una enfermedad ocular relacionada con el envejecimiento.
• Mejora la absorción de hierro: Un alto consumo de vitamina C puede ayudar a combatir la anemia, en especial en personas con deficiencia de hierro.
• Ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiacas: Esto se debe en parte a su capacidad antioxidante para ayudar a evitar daños en las células que conducen a enfermedades cardiovasculares. También se ha demostrado que la vitamina C reduce los niveles de colesterol LDL (malo) y triglicéridos en la sangre, así como la presión arterial.
• Tiene propiedades antiinflamatorias: La inflamación crónica está relacionada con diferentes tipos de enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas, artritis reumatoide, cáncer, enfermedades autoinmunitarias y diabetes tipo 2. La vitamina C ha demostrado ser efectiva en la disminución de la inflamación crónica en el cuerpo.

• Mejora la producción de colágeno: lo que ayuda en la curación de heridas y acelera la cicatrización después de una lesión.
• Combate el envejecimiento y mantiene la piel saludable: Como antioxidante, protege las células de la piel del daño por los radicales libres y de los rayos UV. Además, ayuda a la síntesis de colágeno que puede mejorar la apariencia de las arrugas y la elasticidad de la piel.
